Walvis Bay
Tras 7 días de navegación que como seguro os preguntareis, no se nos han hecho ni largos ni pesados, hemos llegado a Walvis Bay (Bahía de las ballenas). No se han hecho largos debido a la gran cantidad de actividades que nos preparan para nuestro entretenimiento y que van desde la clase diaria de aerobic a primera hora, las charlas culturales diarias sobre temas muy diferentes como por ejemplo ‘La vuelta al mundo de Magallanes’ o las ‘diferentes formas de saludo y de insulto corporal en las diferentes culturas’, así como la información de las ciudades y países que visitamos de las que tomamos apuntes y aprovechamos para informaros un poco en estas páginas. También clases de idiomas, de manualidades, clases de canto, así como concursos, como un trivial en el que participaron 26 equipos compuestos por 10 personas de diferentes nacionalidades, en el que nuestro equipo quedó tercero. Para finalizar cada noche hay un espectáculo diferente e en el teatro. Como podéis comprobar no nos quedan mucho tiempo libre, y este lo ocupamos o bien leyendo o preparando este blog.Como os comentamos hemos llegado al puerto y ciudad de Walvis Bay que es la segunda ciudad más grande de Namibia y la mayor ciudad costera, contando con alrededor de 63.000 habitantes. Namibia es un país que nos era bastante desconocido. Su territorio tiene una silueta muy particular, con una forma de mano cerrada hacia abajo y de la parte norte interior surge un largo, recto y estrecho corredor de tierra que se extiende hasta llegar al Rio Zambeze.
Tiene un total de alrededor 2.600.000 habitantes y es el segundo país del mundo con una menor densidad, 3 habitantes por Km. cuadrado. La población se concentra en el norte donde se halla la zona con más vegetación ya que el resto del país es árido, y el desierto de Namib que ocupa una gran parte del país se inicia en la misma costa con las dunas que nacen en la misma orilla. Todo ello se debe al fenómeno de la corriente de Benguela, una corriente de agua fría que viene del sur y que provoca que no haya evaporación de agua y con ello provoca escasez de lluvia.
Toda la zona costera se encuentra mucho tiempo bajo la niebla y debido a ello se producían muchos naufragios y por ello se la conoce como Costa de los Esqueletos. Esta corriente también tiene aspectos beneficiosos para el país toda vez que, debido a ella, hay una gran cantidad de pesca en sus costas, que atraen flotas de muchos países. Otro beneficio, este muy curioso, es que la corriente durante cientos de años ha arrastrado los diamantes que el rio sudafricano Orange ha arrojado al océano y han llegado a través de la corriente a las costas namibias, significando el 25% de su P.I.B actual. Además, también produce numerosos minerales como cobre, oro, zinc, plomo y uranio, este último se extrae en una mina de uranio a cielo abierto que es la más grande del mundo, produciendo 1.822 toneladas, un 3% de la producción mundial.
Los primeros europeos que llegaron a Namibia fueron portugueses a finales del siglo XV, pero al ver lo inhabitable de la zona se conformaron con dejar una cruz de piedra caliza, la cruz del Cabo, y seguir su camino hacia el sur. Posteriormente, misioneros alemanes e ingleses crearon parroquias a lo largo del territorio. Pero fue el alemán Luderitz, el que en 1884 la proclama colonia alemana con el nombre de West Afrika. Fue este personaje, el que en unas negociaciones de intercambio de territorios, consiguió que los ingleses le cedieran el estrecho corredor que llegaba hasta el rio Zambeze. Luderitz pretendía con ello construir un puerto en el rio para a través de él llegar al Océano Indico y acortar la navegación hasta la otra colonia que los alemanes tenían en África, Tanzania. Lo que Luderitz desconocía y nadie le informó es que unos cientos de kilómetros rio abajo se encontraban las Cataratas Victoria que impedían cualquier navegación por el rio. Al partir del final de la II Guerra Mundial, Namibia fue administrada por Sudáfrica hasta su independencia que se produce en 1990. Y es por ello que en el país se hablan tres lenguas, inglés, alemán y afrikáner, además de las lenguas tribales. Tras ésta amplia introducción os explicaremos nuestro medio día en la ciudad que no dio para mucho, ya que en unos cuantos días volveremos a hacer escala para permanecer 2 días en los que si tenemos previsto realizar excursiones más interesantes
Quedamos con Armand y Carme y el grupo con quien vamos a visitar la ciudad a las 9 menos diez en la recepción del barco. Tuvimos que pasar allí mismo un control de pasaporte y visado antes de desembarcar. La primera visión que tuvimos al bajar es que se trata de un puerto de mercancías, pero tuvimos la agradable sorpresa de encontrarnos atracado cerca al Queen Mary II.

Tras un rato paseando por él viendo las tiendas y de cambiar moneda local, negociamos en el parking largo y tendido sobre el precio para tomar un taxi que nos lleve al hipotético centro de la ciudad, pero lo cierto es que Walbis Bay no tiene nada apreciable que ver.
La ciudad tiene una imagen que nos recuerda a las pequeñas ciudades del Medio Oeste que aparecen en las películas americanas, con dos calles principales, edificaciones de una planta donde se ubican diferentes comercios de todo tipo, desde supermercados, licorerías, perfumerías etc. Todos ellos bastantes precarios. Nos llama la atención que hay bastante gente andando por la calle en todo momento y que el tráfico no es denso, pero si abundante. También la existencia de una gran cantidad de gasolineras.


Callejeando pasamos por el exterior de la iglesia católica y luego por una casa que se sale de lo normal, ya que se trata de una casa de estilo alpino alemán que contrasta con el resto de edificios de la ciudad. Junto a ella se encuentran los juzgados, en una casa de dos pisos normal y corriente.


También encontramos puestos callejeros de comida.

Finalmente, a lo lejos de una de las calles transversales observamos un edificio grande y moderno y nos acercamos a él. Se trata de las oficinas de la municipalidad que visitamos en su interior sin ningún impedimento. Subimos al piso superior y salimos a hacernos una foto a un balcón.

Tras ello caminamos un poco más y pasamos junto a la iglesia anglicana de la ciudad y justo enfrente de ella vimos lo que creemos el único parque de la ciudad.


Decidimos tomar un taxi pequeño que nos llevase a la entrada del muelle, donde había una larga fila de paradas de vendedores locales con souvenirs de todo tipo. Le compramos una pulsera a una nativa con su típica pintura roja en la piel que la protege del sol y los insectos. En el precio de la pulsera están incluidas un par de fotos que tomamos con ella.

Volvemos al barco para comer y para poder acudir a las 3 a una actuación en la zona de la piscina de grupos culturales del país. Primero unos jóvenes tocando unas marimbas que son un instrumento de percusión, que al final se hace un poco pesado. Después un grupo de danza de una tribu del este de Namibia vestidos con su ropa tradicional. Y finalmente un coro de jóvenes que cantan una serie de canciones namibias.

La foto de la portada corresponde a una laguna cercana al puerto donde se halla una gran colonia de flamencos, que visitaremos a nuestro retorno.
P.D. Si sumáis todas las millas que voy indicando al final tendréis el total de las que recorreremos en este viaje.