Zanzíbar
Tras 4 días de travesía llegamos a nuestro nuevo destino, la isla de Zanzíbar (costa de los negros en persa), es un archipiélago que comprende más de 50 islas en aguas del Índico a unos 36 kilómetros de la costa este de África. La mayoría de las islas están deshabitadas y solo Unguja, el nombre en suajili de Zanzíbar, Pemba y Tumbatu están habitadas por 1,900.000 habitantes.Solo se encuentra a 6 grados al sur del Ecuador teniendo un clima tropical con temperaturas altas a lo largo del año, con una media de 26º. Zanzíbar pertenece a Tanzania, cuya capital es desde 1974 Dodoma, en el interior del país, sustituyendo a la costera Dar es-Salam.
A lo largo de los siglos Zanzíbar ha sido visitado y ocupado por exploradores y comerciantes. Persas, árabes, indios y europeos dejando su legado. En 1840 el sultán de Omán trasladó su corte a Zanzíbar.
La introducción del cultivo de especies, principalmente clavo, y el floreciente y provechoso comercio de esclavos, la desarrolló como centro comercial. En 1890 el imperio británico proclamó a Zanzíbar como un protectorado y el poder del sultán se redujo. En 1896 el sultán trató de dar un golpe de estado y se inicia la denominada guerra de los 40 minutos. Los británicos le dieron un ultimátum y tras bombardear el palacio del sultán este se rindió y pierde todo su poder pasando a ser definitivamente una colonia británica acabando con la esclavitud.
Zanzíbar consigue su soberanía en diciembre de 1963, pero una revolución se desarrolla estalla y tres meses después se firma un tratado formando la República Unida de Tanzania el 26-04-1964, nombre creado a partir de los dos componentes de la unión Tanganika y Zanzíbar, siendo terminación de Azania el nombre dado por los griegos a la costa este de África. Zanzíbar es predominante musulmana con numerosas mezquitas, existiendo también iglesias cristianas y templos hindús. La lengua predominante es el suajili, aunque el inglés es ampliamente hablado.
Tiene en total una población de unos 211.000 habitantes el total de la isla es de poco más de un millón. Dado que el barco atracó frente a la ciudad y tuvimos que coger un tender (bote) para llegar al puerto, tuvimos que madrugar para poder obtener tickets para viajar en los primeros botes y así no tener que demorar nuestra salida. Una compañera de viaje, Lluisa, ha contratado un servicio para visitar la zona con un operador local para 8 personas, por un precio muy inferior al de la excursión del barco.
Conseguimos tickets para salir a las 7,45 y podemos llegar a la ciudad todos en el mismo tender. Llegamos a la terminal de Zanzíbar y allí ya notamos el ambiente de África. Una gran cantidad de personas ofreciendo sus servicios en medio de un gran alboroto. Finalmente contactamos con nuestro operador que nos lleva caminando a lo largo de una calle paralela a la costa, pasando por los Jardines Forodany y el Old Fort, un fuerte antiguo de la época del sultanato.







Estamos rodeados de otros grupos todos ellos bajo su propio toldo que comerán los mismo que nosotros. Lo cierto es que la vista general de la playa es bastante cómica. Gente cocinando en improvisadas barbacoas, decenas de tendales donde la gente, a la sombra espera la comida mientras vendedores ambulantes tratan de venderte diferentes objetos de artesanía.

Nos llamó la atención la forma de limpiar las sartenes y bandejas, agua de mar y luego frotando con arena de la playa que la deja limpia y brillante.


Llegados a Zanzíbar y nos dedicamos a pasear por sus serpenteantes calles pasando por la catedral anglicana donde se hallaba el antiguo mercado de esclavos y en el que hay un monumento dedicado a la memoria de los miles de esclavos que pasaron por ella.


Tras visitar varias tiendas y como ya vamos un poco apurados de tiempo, guiados por un local que busca su propina, nos dirigimos hacia el mercado de Daranjani, para ver las paradas de prendas textiles llenas de colores, pasamos por delante de la casa natal de Fredy Mercury, la catedral de Saint Josep, y caminando por un laberinto de calles pudimos observar las famosas y preciosas puertas de madera artesanales, mientras oíamos la llamada a la oración del muecín de la mezquita cercana.



Llegamos finalmente hasta la terminal donde cogimos un tender de regreso al barco. ya que el barco zarpaba a las 6,30, dando por finalizada la visita a la hasta ahora desconocida isla de Zanzíbar que siempre habíamos asociado a aventuras, y que lo cierto es que se trata de un buen destino de vacaciones una vez finalizado un supuesto viaje por el interior de Tanzania o Kenia. Nos ha gustado la experiencia y nos vamos satisfechos de la escala.
