Mahé – Seychelles
Tras dos días de navegación hemos llegado a Port Victoria la capital del país, en la isla de Mahe. Las Seychelles son un archipiélago compuesto por 115 islas, algunas graníticas (41) y otras son formadas por coral que se encuentran en la meseta de las Mascareñas.Se encuentran cerca del Ecuador, y su principal isla es Mahe y el punto más alto de la isla está a 905 metros. Otras islas importantes son Praslin, la segunda más grande y La Digue.
Se cree que los primeros que pasaron por las islas fueron los árabes. Posteriormente Vasco de Gama también llegó a ellas y le dieron el nombre de Isla del Almirante en 1502. Pero no permanecieron en ella y siguieron deshabitadas durante más de 150 años.
Las islas fueron refugio de piratas y lugar donde abastecer las naves en las rutas del Indico. En 1742, el gobernador francés de Isla Mauricio, Bertrand-François Mahé de La Bourdonnais envió una expedición a las islas. Una segunda expedición enviada en 1756 formalizó el dominio francés sobre las islas y les dio su actual nombre en honor al ministro de finanzas de Luis XV Jean Moreau de Séchelle.
Pero tras las guerras napoleónicas, las islas pasaron a las manos de los británicos. El 31 de agosto de 1903 las Seychelles pasaron a ser una Colonia de la Corona británica. El 29 de junio de 1976 Seychelles logró la independencia pasando a ser una república independiente dentro de la Commonwealth.
La religión preponderante es la católica, aunque también hay hinduistas y musulmanes. El total de la población es de casi 100.000 habitantes, su capital es Port Victoria tiene unos 24.000 habitantes y muchas edificaciones de tipo criollo. En las islas se habla inglés, francés y el criollo y la moneda es la rupia seychellense.

Llegamos a Port Victoria a las 8 de la mañana y tras desayunar hemos quedado con nuestros amigos en la recepción del barco para iniciar nuestra excursión. A la salida del puerto negociamos con un taxista que por 30 euros ir y 30 volver nos llevaría a los 4 a la playa de Beau Vallon que se halla cerca, pero se ha de subir la montaña que divide la isla en dos partes. Tras unos 10 minutos llegamos a una zona del extremo de esa playa donde estuvimos solos en medio del paisaje de rocas graníticas que tanto aparece en las fotografías de las Seychelles.


Nos damos un baño en sus aguas transparentes y muy poco profundas, paseamos a lo largo de la playa en ambos sentidos para contemplar la belleza que teníamos delante y sorteando una zona de rocas llegamos hasta la zona donde se inicia una larga playa de arena blanca en la zona más urbanizada. Allí, el agua tenía más profundidad y nos pudimos dar otro baño y nadar un poco.

Habíamos quedado con el taxista que nos vendría a buscar a las 11,30 y así lo hizo. Volvemos a negociar con él y por 100 euros en total nos llevó a visitar un poco la isla. Circulamos por una carretera muy estrecha y con curvas que subía hasta el punto más alto de la isla, contemplando la capital desde las alturas.

Durante todo el trayecto observamos la densa vegetación que nos rodeaba con diferentes tipos de plantas y árboles que hacen el camino muy interesante.
Nos detuvimos en un mirador desde donde se alcanzaba a ver todas las playas de la zona este de la isla.

Llegamos a una zona donde vimos grandes plantaciones de té y canela. Pasamos delante de una factoría de té muy famosa que fue visitada en su día por la Reina Isabel II.

Descendimos hasta la costa oeste llegando a Port Glaud donde disfrutamos de la visión de otra magnifica playa. Seguimos hacia el norte hasta llegar a otra preciosa playa Port Launay que es además un parque nacional marítimo donde se puede practicar snorkel.


Desde allí volvimos hacia el sur para dirigirnos hasta otra bonita playa, la de Grand Anse, aunque el chofer nos indica que es muy peligrosa por las fuertes corrientes que tiene.

Desde allí volvimos a coger otra carretera que vuelve a subir hacia la montaña pasando por la población de La Misere que con unas vistas preciosas en todo el recorrido nos devuelve hasta Port Victoria y desde allí al barco, donde llegamos con el tiempo justo para ir al restaurante que cierra a las 13,30.
A las 14,45 volvimos a salir y nos dirigimos hacía la ciudad y tras una caminata de unos 20 minutos bajo un sol de justicia, llegamos al centro de la ciudad visitando los lugares más emblemáticos como son: la torre del reloj, un Big Ben en pequeño.

La Diamond jubile Fountain, una fuente con la estatua más pequeña que se conoce de la Reina Victoria erigida en memoria del jubileo de su reinado.

La catedral de la Inmaculada y junta a ella un edificio de estilo colonial denominado Le Domus donde se hospedaban los misioneros de la isla.


Desde allí nos dirigimos hacia el Sir Selwin Selwin Clarke Market un mercado de la época colonial con mucho colorido, con paradas de alimentos y textiles, pero que ya están cerrando y no podemos verlo en todo su esplendor.

Pasamos por delante de un templo hindú y del Monumento del Bicentenario erigido para conmemorar los 200 años de la ciudad.
Teníamos intención de ir al jardín Botánico, pero no disponíamos de más tiempo. Intentamos comprar algún recuerdo, pero el alto el alto precio que nos pedían nos disuadió de hacerlo. Regresamos al barco muy sudorosos ya que la temperatura era de 32 grados con una gran humedad. Al zarpar el barco subimos a la popa para ver la salida de las islas y observar un precioso ocaso tomando líquido para hidratarnos.
Teníamos intención de ir al jardín Botánico, pero no disponíamos de más tiempo. Intentamos comprar algún recuerdo, pero el alto el alto precio que nos pedían nos disuadió de hacerlo. Regresamos al barco muy sudorosos ya que la temperatura era de 32 grados con una gran humedad. Al zarpar el barco subimos a la popa para ver la salida de las islas y observar un precioso ocaso tomando líquido para hidratarnos.


La verdad es que fue una jornada muy interesante. La isla nos gustó mucho pero no tanto como las expectativas que teníamos por la fama que le precedía aunque es un paraíso para pasar algunos días y conocerla mejor.
Ahora nos vamos a dirigir hacía un destino totalmente desconocido, Nosy Be una isla cercana a la gran isla de Madagascar que se halla a solo 724 millas náuticas.
Ahora nos vamos a dirigir hacía un destino totalmente desconocido, Nosy Be una isla cercana a la gran isla de Madagascar que se halla a solo 724 millas náuticas.