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Port Louis – Mauricio, 11 de Febrero de 2024

Port Louis – Mauricio

Tras un día de navegación nuestro crucero atracó en la isla de Mauricio una de las que habíamos oído hablar mucho pero que desconocíamos totalmente. Forma parte de las islas Mascareñas, junto a las Seychelles y Reunión
La isla de Mauricio fue conocida probablemente por los navegantes árabes desde el siglo X o antes pero no fue hasta 1505 que los portugueses llegaron a la isla, aunque no la ocuparon. Los neerlandeses la colonizaron entre 1598 y 1710 bautizándola con este nombre en honor al príncipe Mauricio de Nassau. La abandonaron décadas después debido a los ciclones y el deterioro del suelo fértil, no sin antes extinguir a una especie de ave que no podía volar, el Dodo, que fue presa de perros y cerdos que los holandeses trajeron con ellos.
Posteriormente fueron ocupadas por piratas hasta que en 1721 la Compañía Francesa de las Indias Orientales se estableció allí y la rebautizó como Île-de-France. En 1810 los ingleses se apoderaron de ella mediante la fuerza y le devolvieron el nombre de Mauricio en 1814. En 1835 se abolió la esclavitud y los esclavos fueron reemplazados por trabajadores asiáticos de las Indias para las explotaciones de caña de azúcar, llegando a alcanzar los 2/3 de la población total de la isla a mediados del siglo XIX, cuando también se inicia una fuerte inmigración china, en su caso para establecer comercios.
El 12 de marzo de 1968, tras un referéndum, la isla obtuvo la independencia dentro de la Comunidad Británica de Naciones.
El país se convirtió en una república perteneciente a la Commonwealth en 1992. Mauricio ha sido una democracia estable con elecciones libres regulares y con un récord positivo de respeto a los derechos humanos y ha atraído considerables inversiones extranjeras logrando uno de los ingresos per cápita más altos de África. Esta democracia basada en la igualdad sin ningún tipo de diferenciación étnica hace que incluso no se publiquen estadísticas oficiales por etnia.
Port Louis, su capital y principal puerto fue fundada por el gobernador francés Mahé de Labourdonnais en 1735 y tiene actualmente una población de 150.000 habitantes de 1.300.000 del total de la isla. El idioma oficial de la isla es el inglés, aunque las más habladas son el francés y el criollo.
Nos levantamos temprano y tras desayunar bajamos a la recepción sobre las 9,15. Dejamos del barco y nos dirigimos hacia el exterior del puerto donde están todos los taxistas ofreciendo sus servicios. Habíamos quedado con una empresa de alquiler de coches que vendrían al puerto a las 9,30.
Llegan dos coches que nos recogen al grupo de 8 que vamos a hacer la excursión. Llegamos al local de alquiler de coches y contratamos dos coches automáticos por 45 euros cada uno. Aunque teniendo en cuenta que tengo que conducir yo y que en Mauricio se conduce por la izquierda, por lo cual va a ser mi bautismo de conducción a a la inglesa, contratamos un seguro de todo riesgo que nos costó 20 euros.
Tras arreglar todos los papeles empezamos a circular por unas transitadas calles y lo primero que hicimos es poner gasolina. A continuación, nos dirigimos hacia una población cercana que se llama Quatre Bornes, donde al ser domingo abrían un inmenso mercadillo cubierto que visitamos. No podíamos comprar nada ya que solo admitían moneda local y como para comprar incluso dos botellas de agua nos pidieron, fuimos a un cajero a sacar dinero local.
Finalmente, pudimos comprar las aguas e incluso Inma se compró un pantalón tipo hindú para ir cómoda. Dado que los otros compañeros se querían quedar más rato y luego irse a la playa, nos dividimos y nos fuimos Carme y Armand hacía el sur en dirección a Le Morne Bravant, una montaña singular que forma una península que es la foto de la cabecera de la página.
A sus pies se extienden unas preciosas playas, en las que los locales aprovechan sus días de fiesta para ir a realizar picnics, bajo los árboles, y que duran todo el día. En un merendero de la playa nos sentamos para comer los bocadillos que llevamos preparados y tomarnos tomamos una coca cola.
Tras comer y tomar algunas fotos, nos dirigimos hacia el norte a la zona de Chamarel, pasando por una zona turística en la que incluso encontramos un espléndido campo de golf junto a la playa.
Entramos en el Black River Nacional Park donde previo pago de una entrada.
Pudimos llegar hasta un lugar donde contemplamos un precioso paisaje con una cascada espectacular.
Desde allí, aún dentro del parque llegamos a una zona muy especial, La Tierra de los Siete Colores, una atracción turística natural. El paisaje está formado por infinidad de dunas de arena de diferentes colores en medio de un frondoso bosque. Los colores predominantes son rojo, marrón, violeta, verde, azul, morado y amarillo. Este increíble paisaje se formó de la actividad erosiva del suelo de basalto y la combinación de sus minerales con la lluvia. Este coctel, junto con el clima cálido, favoreció la descomposición de la arcilla en el suelo.
En esta zona empieza a llover un poco, y es que no debíamos olvidar que en esta zona es la temporada de lluvias.
Desde este punto nos volvemos a dirigir hacia el sur por una carretera en mal estado, ya que un reciente tifón devastó esta parte de la isla, con cientos de árboles partidos y la carretera en algún punto, en mal estado. Seguimos por una carretera rodeada de plantaciones de caña de azucar.
Llegamos a la costa sur y desde un mirador pudimos ver las dos zonas de la costa, pero el tiempo no acompañaba y la vista no era lo esplendida que podría ser con sol.
Cogimos el camino de regreso hacía Port Louis que, aunque solo era de 43 KM., nos retardó más de 1 hora y cuarto debido al intenso tráfico. Llegamos al local para dejar el coche, y un chico de la compañía nos acompañó al centro de la ciudad, dejándonos en su punto más céntrico la plaza de Armas.
Desde allí caminando por calles que nos enseñaban un gran contraste entre algunos edificios altos y modernos junto a otros con pasado colonial.
Nos dirigimos hacia la puerta de Chinatown, junto a la cual en una pared de un edificio vemos un curioso grafiti chino.
Al ser tarde de domingo todos los comercios estaban cerrados y nos da la sensación que las únicas personas que andábamos por las calles del centro somos las personas del crucero. Pasamos por una mezquita muy grande, junto al mercado cerrado y por la estación de autobuses para llegar finalmente a un lugar que es patrimonio de la Humanidad, Aapravasi Gath, la isla de Ellis de Mauricio.
Este sitio de 1.640 m2 fue el lugar donde comenzó la diáspora moderna de los “trabajadores contratados”. En 1834, el gobierno británico escogió la isla de Mauricio para aplicar en ella por primera vez lo que llamó “el gran experimento”, o sea la utilización de trabajadores libres en vez de esclavos. Entre 1834 y 1920, llegaron desde la India a Aapravasi Ghat casi medio millón de “trabajadores contratados” para trabajar en las plantaciones de caña azucarera de Mauricio, o ser transferidos a la isla de la Reunión, Australia, el África Meridional y Oriental, y el Caribe.
Los edificios de Aapravasi Ghat son uno de los primeros exponentes materiales de lo que llegó a convertirse en un sistema económico de envergadura internacional, causante de uno de los mayores movimientos migratorios de la historia de la humanidad.
Cuando estábamos buscando un taxi para regresar al barco, el chico de la agencia de alquiler pasa con el coche del otro grupo y se ofrece a llevarnos al barco, lo cual le agradecimos.
Así terminó nuestra aventura en la isla de Mauricio, una isla muy interesante y de la que seguro hemos dejado de ver un montón de sitios maravillosos, pero lo cierto es que nos vamos muy satisfechos.
Y yo en particular también muy satisfecho por no haber tenido ningún tipo de incidente con el coche en mi primera experiencia de conducción por la izquierda, aunque Armand, mi copiloto, estuvo al borde del ataque de nervios, ya que, según él, me acercaba mucho a la izquierda y pasaba rozando a los otros coches y los obstáculos.
Salimos del puerto al anochecer y nos dirigimos hacia nuestra próxima escala, la cercana isla de La Reunión que se halla solo a 136 millas náuticas.

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