Walbis Bay 23 de febrero (1er día)
La segunda escala en Walbis Bay, tras la experiencia de la primera escala de bastante mal recuerdo, se presentaba con muy bajas expectativas de ser interesante. Pero como uno nunca debe sacar conclusiones definitivas sobre alguna cosa sin conocerla a fondo, esta segunda visita nos deparó unas grandes sorpresas.Nuevamente nuestra compañera de viaje Luisa organizó una salida para ir hasta Sandwich Harbor al sur de Walbis Bay.
Quedamos a las 9 de la mañana en la recepción para salir del barco un grupo de 14 personas. Realizamos el trámite de pasar delante de los agentes de inmigración que nos sellaron la entrada al país dentro del barco. En la salida del puerto nos están esperando 4 conductores-guías con 4 vehículos 4×4. Nosotros fuimos en un Toyota conducido por un conductor veterano llamado Hans y descendiente de alemanes, de 4ª generación. Tenía una imagen semejante a la de Crocodile Dundee. La primera parada fue en la Laguna (Lagoon) que se halla cercana al puerto.
Allí pudimos observar desde muy cerca unos pelicanos de gran tamaño que paseaban entre las personas, y en el interior del agua algunos flamencos de color blanco.

Tras unas cuentas fotos seguimos nuestro camino junto a la laguna dirigiéndonos hacia el sur y circulando por un barrio con unos edificios de una o dos plantas de alto standing, parece ser ésta es la zona donde viven la gente de clase alta de la ciudad. Comprobamos al contrario de lo que nos había pasado hasta hora en el resto de África, que las casas no tenían rejas ni verjas electrificadas, lo que nos indicó que es una zona bastante segura. También observamos varios restaurantes y moteles.

Volvimos a detenernos delante de la laguna en una zona donde pudimos observar a cientos de flamencos en este caso rosas y nos comentaron que el color es debido a la diferente alimentación que tienen. Vimos incluso llegar una bandada de ellos volando en formación, todo un espectáculo.


Volvimos a los coches y seguimos el camino que nos lleva a una inmensa zona de salinas, con una factoría con grandes montañas de sal y que nos indicaron visitaríamos a la vuelta.
A pocos kilómetros la carretera de asfalto terminó y empezamos a circular por una pista de arena, con pequeñas dunas a ambos lados.
A pocos kilómetros la carretera de asfalto terminó y empezamos a circular por una pista de arena, con pequeñas dunas a ambos lados.

Llegamos a un lugar en el cual el camino se estrechaba y se circulaba por la playa muy cerca del agua y con unas dunas cada vez más altas a nuestra izquierda.


Tras unos cuantos kilómetros llegamos a la entrada del Parque nacional de Namib-Naukluft. Allí encontramos a unos guardas del parque que estaban restaurando un letrero y el guía nos indicó que era debido a que ese letrero estaba unos metros más hacía la zona de la playa pero que el agua avanzó y lo cubrió casi por completo, por lo que lo tuvieron tenido que trasladar. Nos indican que aquí cada día cambia el paisaje ya que el viento y el mar hace que las dunas se muevan cada día de su emplazamiento.


Vimos con curiosidad como el jefe del convoy, el guía que conduce el primer vehículo, se bajó en un par de ocasiones y empezó a hacer un agujero en la ladera de una duna. En la segunda oportunidad, asintió afirmativamente y parecía que ha encontrado algo.
Bajamos del coche y entonces nos enseñó en sus manos un gecko, se trata de un reptil parecido a una lagartija, pero muy especial con unos grandes ojos y una piel traslucida casi transparente que vive en la arena, y que ellos saben encontrar porque en el lugar en que se hallan, la arena de la superficie es de un color azulado.
Bajamos del coche y entonces nos enseñó en sus manos un gecko, se trata de un reptil parecido a una lagartija, pero muy especial con unos grandes ojos y una piel traslucida casi transparente que vive en la arena, y que ellos saben encontrar porque en el lugar en que se hallan, la arena de la superficie es de un color azulado.

Tras este sorprendente hallazgo seguimos nuestro camino hasta llegar a una zona, donde los choferes dejaron el camino por la playa y se internan en el interior a través de las dunas y empezaron a subir por ellas, hasta alcanzar una altura considerable, y cerca de la cumbre de una de ellas, desde la que se contemplaba una preciosa vista, por un lado las dunas que se hallaban hacia el norte de donde veníamos y una preciosa bahía en el sur con una laguna con agua dulce, todo un espectáculo para nuestra vista era Sanwich Harbour.
El nombre podría derivarse del nombre de un barco ballenero inglés, el Sandwich, que funcionó durante la década de 1780, o podría ser una corrupción de la palabra alemana «sandfische», una especie de tiburón que se encuentra en la zona.
Anteriormente, la bahía era un puerto comercial de tamaño moderado, centrado en la pesca de ballenas y en pequeña escala, pero ahora es más conocida por el interés ornitológico que se desarrolla en la laguna al sur de la bahía, que se halla situada a unos 80 km al sur de Walvis Bay.
El nombre podría derivarse del nombre de un barco ballenero inglés, el Sandwich, que funcionó durante la década de 1780, o podría ser una corrupción de la palabra alemana «sandfische», una especie de tiburón que se encuentra en la zona.
Anteriormente, la bahía era un puerto comercial de tamaño moderado, centrado en la pesca de ballenas y en pequeña escala, pero ahora es más conocida por el interés ornitológico que se desarrolla en la laguna al sur de la bahía, que se halla situada a unos 80 km al sur de Walvis Bay.


Desde allí y tras un continuo subir y bajar dunas, al más puro estilo Paris-Dakar, llegamos a la cima de una duna con una pequeña meseta donde en un momento los cuatros guías montaron una mesa con mantel y nos sirvieron unas bandejas de catering con pollo empanado, pescado, una especie de empanadas y diferentes cosas además de más de 2 docenas de ostras, que solo comieron dos o tres personas entre las que no nos encontrábamos, todo ello acompañado por una especie de cava que llaman champopo, además de cervezas y coca colas.
Lo cierto es que nos sorprendió mucho la logística y lo bueno que está todo y con un marco incomparable rodeados de dunas y el océano al fondo.
Lo cierto es que nos sorprendió mucho la logística y lo bueno que está todo y con un marco incomparable rodeados de dunas y el océano al fondo.

Tras haber recogido todo, volvimos a los coches y seguimos con el carrusel de subidas y bajadas y entonces realizamos las más fuertes con bajadas con 45 grados de inclinación, toda una gozada.
Regresamos por el camino por el que habíamos transitado por la mañana hasta llegar hasta la zona de las salinas donde nos detuvimos y recogimos cristales de sal en los bordes de un canal de color rosáceo, que nos comentaron que era debido a una bacteria que hace que la sal sea mucho más sana para el ser humano.
Regresamos por el camino por el que habíamos transitado por la mañana hasta llegar hasta la zona de las salinas donde nos detuvimos y recogimos cristales de sal en los bordes de un canal de color rosáceo, que nos comentaron que era debido a una bacteria que hace que la sal sea mucho más sana para el ser humano.


Arriba la imagen de un bello lugareño.
Desde allí ya nos dirigimos hacia el puerto donde nos despedimos de nuestros guías agradeciéndoles la buena jornada que habíamos disfrutado.
Subimos al barco y al llegar al camarote nos percatamos que nos habíamos traído la mitad de las dunas con nosotros. Los zapatos, ropa y bolsas estaban llenas de arena.
Nos fuimos a descansar con la idea de que habíamos pasado uno de los mejores días de nuestro viaje y una aventura para recordar el resto de nuestra vida.
Subimos al barco y al llegar al camarote nos percatamos que nos habíamos traído la mitad de las dunas con nosotros. Los zapatos, ropa y bolsas estaban llenas de arena.
Nos fuimos a descansar con la idea de que habíamos pasado uno de los mejores días de nuestro viaje y una aventura para recordar el resto de nuestra vida.
Walbis Bay 24 de febrero (2ºdía)
El segundo día realizamos una de las excursiones incluidas en el crucero. Tras reunirnos en el punto de encuentro nuestro grupo salió del barco para dirigirnos a un autobús bastante deteriorado con el cual íbamos a realizar la visita.En primer lugar, nos dirigimos hacia la laguna que ya habíamos visitado el día anterior y los compañeros de autobús solo pudieron hacer fotos desde el autobús sin poder bajar y lo cierto es que no había tantos flamencos como el día anterior. Nos indicaron que esta laguna está en la lista Ramsar de humedales de importancia internacional.
Recorrimos la parte residencial, para luego dirigirnos hacia el norte por la carretera paralela a la costa, atravesamos la ciudad y por primera vez comprobamos las afueras de la ciudad donde hay una gran aglomeración de casas de una planta bastante simples e incluso alguna barraca de latón. Nos indican esta zona es donde viven los pescadores y personas que se dedican a los trabajos más precarios. Lo cierto es que es muy extensa y ahora entendemos que en la ciudad vivan más de 65.000 personas.

Tras recorrer la costa y pasar por alguna población turística cuyas viviendas estaban vacías ya que no es temporada de vacaciones y la mayoría son de alquiler vacacional, llegamos a nuestro destino la ciudad de Swakopmund con un claro pasado colonial alemán.
Tras dar una vuelta panorámica por la ciudad, pasamos por el antiguo edificio de la estación del tren que en la actualidad es un casino y un hotel de lujo.
Tras dar una vuelta panorámica por la ciudad, pasamos por el antiguo edificio de la estación del tren que en la actualidad es un casino y un hotel de lujo.

El autocar nos dejó delante de la residencia de verano del presidente del país, muerto recientemente y cuyo funeral se celebraba al día siguiente.

Caminamos por sus calles y comprobamos que la arquitectura de la mayoría de sus edificios es de clara influencia alemana como el Woermannhaus, una joya arquitectónica, así como el edificio Hohenzollernhaus que nos retrotraía a la época colonial.


Paseamos por diferentes calles entrando en algunas tiendas y la sensación que tuvimos era que no estábamos en África. Finalmente regresamos al autocar.


Nada más salir de la ciudad en las primeras dunas que aparecieron en en el camino el autocar se detuvo para que la gente pudiera bajar y ver cómo es la arena de las dunas. Y ya que nosotros éramos expertos consumados en ello ni bajamos.
Seguimos el recorrido de vuelta a Walvys Bay y cuando entrabamos a la ciudad y dado que aún no llevábamos ni tres horas de excursión y nos estaban llevando de vuelta al barco, le preguntamos al guía si nos podían dejar bajar en el centro comercial Dunas que estaba lado de nuestra ruta. Nos llevaron hasta el parking y durante una hora paseamos por él comprando algunos artículos, dado nuestro mono de compras.
Tras ello, negociamos con un taxista que nos llevara hasta el barco por cinco euros. Pasamos antes a ver la artesanía africana en las paradas a la entrada del puerto y subimos al barco para que nos sellaran la salida del país en el pasaporte.
Tras comer y descansar nos subimos a la cubierta superior a ver la salida del puerto y también a contemplar una magnifica puesta de sol. Nuestro próximo destino es la desconocida pero famosa isla de Santa Helena que se halla a 1.229 millas náuticas.
Seguimos el recorrido de vuelta a Walvys Bay y cuando entrabamos a la ciudad y dado que aún no llevábamos ni tres horas de excursión y nos estaban llevando de vuelta al barco, le preguntamos al guía si nos podían dejar bajar en el centro comercial Dunas que estaba lado de nuestra ruta. Nos llevaron hasta el parking y durante una hora paseamos por él comprando algunos artículos, dado nuestro mono de compras.
Tras ello, negociamos con un taxista que nos llevara hasta el barco por cinco euros. Pasamos antes a ver la artesanía africana en las paradas a la entrada del puerto y subimos al barco para que nos sellaran la salida del país en el pasaporte.
Tras comer y descansar nos subimos a la cubierta superior a ver la salida del puerto y también a contemplar una magnifica puesta de sol. Nuestro próximo destino es la desconocida pero famosa isla de Santa Helena que se halla a 1.229 millas náuticas.
