Santa Helena
Santa Helena es uno de los lugares más aislados del mundo a más de 2000 km. de la masa continental más cercana que es la costa africana y a casi 4.000 Km. de Río de Janeiro. La isla es uno de los territorios británicos de ultramar: La dependencia de ‘Santa Helena, Ascensión y Tristan de Cunya’. Siendo la segunda dependencia más antigua del Reino Unido después de Bermudas. Debe su nombre a Santa Elena de Constantinopla estando deshabitada cuando el portugués Joao de Nova la descubrió en 1502. La isla se hizo famosa sobre todo porque Napoleón fue enviado a ella por los británicos como prisionero desde 1815 hasta su muerte en 1821, tras escapar anteriormente de su exilio en la isla de Elba y posteriormente ser derrotado definitivamente en la batalla de Waterloo. Murió en 1821 en la casa de campo de Longwood, cerca de Jamestown. La isla tiene una extensión de 122 km. cuadrados y unos 4500 habitantes de los cuales 625 viven en su capital que se halla en la costa noroeste de la isla. Fue fundada en 1659 cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales construyó un fuerte y estableció una guarnición en la bahía James, bautizada así en honor al duque de York que más tarde sería James III. Muchos de los edificios de la capital, fueron construidos por la Compañía durante el siglo XVIII y aún sobreviven hoy en día dándole a la ciudad un sabor georgiano. La ciudad consta de poco más de una calle que recorre un estrecho y profundo valle de poco más de un kilómetro. Las principales fuentes de ingresos de la isla son los derechos de aduana, el muelle y la venta de sellos a los filatelistas, además de las ventas a los cruceristas y turistas que se aventuran en esta isla.Lo cierto es que la visita a la isla estuvo llena de incógnitas ya que se nos avisó que si las condiciones meteorológicas eran adversas no podríamos bajar, ya que solo hay un pequeño muelle y tendríamos que llegar a ella con los tender.
Nos despertó una llamada de Lluis a las 6,30 en la que nos informó que había mucha cola para recoger los tiques de los tender. Me vestí rápido y bajé encontrándome una cola larguísima, menos mal que LLuis había conseguido los vales de todos por lo que volví a subir y fuimos a desayunar. Subimos a cubierta y vimos cómo nos acercábamos a la isla que estaba envuelta en nubes negra que presagiaban lluvia.

A las 8,30 bajamos a nuestro punto de encuentro. Esperamos un largo rato hasta que cerca de los 11 fuimos llevados al tender que nos llevaría a la ciudad de Jamestown. El tender tuvo primero que esperar frente al muelle un buen rato ya que había dos anteriores que aún tenían que desembarcar a la gente que llevaba. Cuando nos tocó nuestro turno el tender inició la maniobra de aproximación y no sabemos si por la impericia del piloto o por avería de la embarcación, después de golpearse fuertemente contra el muelle y de varios intentos de atracar en él, desistió y dimos media vuelta devolviéndonos al barco.
Mientras esperábamos para desembarcar vemos como el tender dejaba ir un humo muy oscuro y aceite que flotaba en el mar al lado de la embarcación.
Nos volvieron a reunir en un pasillo y 10 minutos más tarde nos hicieron subir a otro tender, que esta vez sí nos llevó hasta el muelle sin ningún incidente y pudimos desembarcar. ¡Ya habíamos tenido nuestra aventura del día ¡
Mientras esperábamos para desembarcar vemos como el tender dejaba ir un humo muy oscuro y aceite que flotaba en el mar al lado de la embarcación.
Nos volvieron a reunir en un pasillo y 10 minutos más tarde nos hicieron subir a otro tender, que esta vez sí nos llevó hasta el muelle sin ningún incidente y pudimos desembarcar. ¡Ya habíamos tenido nuestra aventura del día ¡

Nos dirigimos a la ciudad y lo primero que hicimos fue cambiar dólares por libras de Santa Helena al mismo cambio que la libra esterlina. Justo delante de la casa de cambio había una antigua batería de cañones que en su momento defendían la isla.

Entramos por la puerta de la muralla de la ciudad y visitamos diferentes edificios singulares como el castillo de Santa Helena.

La catedral de St. Paul.

El museo de Santa Helena, que en principio los martes estaba cerrado, pero sabiendo de nuestra visita a la isla, para ellos una jornada especial, abrieron sus puertas para nosotros.


Llegamos a la emblemática escalera de Jacob, una larga escalera de 699 escalones que se construyó en 1829 para conectar la ciudad con la guarnición del fuerte de Ladder Hill y se utilizaba para subir la munición. Posteriormente se construyó un funicular que se eliminó, pero la escalera se mantuvo y es un gran reto para la gente que visita la isla el poder subir hasta la cumbre, incluso hay una competición anual. Hay un dicho ‘te rompe el corazón a la subida y el cuello al bajar’.

Yo intenté subir, pero cuando llevaba unos 25 escalones vi que la empresa era imposible y desistí no sin antes tomar alguna foto desde las alturas.


Seguimos la visita a la ciudad, que nos ofreció su amabilidad e incluso un guardia nos dijo en broma delante de la cárcel que había habitaciones libres y que eran gratuitas.

Compramos algunos imanes y entramos en diferentes tiendas. Llegamos a recorrer toda la calle principal visitando el mercado.

De vuelta, para descansar un rato, nos dirigimos a un hotel restaurante que se llamaba ‘Consulat’ y en cuya fachada tiene un balcón en el que aparece una figura representando a Napoleón.

El local era muy bonito y tiene unas bellas terrazas jardín, donde nos tomamos el café especial de Santa Helena.

De vuelta al barco, pasamos por un precioso jardín con una fuente con peces de colores, y por una serie de paradas donde ofrecían productos de la isla para degustar cosa que hicimos.
Asistimos a una actuación de una coral de niños y nos dirigimos al muelle para regresar al barco, cogiendo un tender que nos retornó sanos y salvos.

Subimos al buffet a tomar café y desde la cubierta filmamos la bahía de Jamestown y nos despedimos de esta hasta ahora desconocida isla.
Ahora tenemos por delante cuatro días de navegación en nuestra ruta hasta Rio de Janeiro a 2180 millas náuticas
Ahora tenemos por delante cuatro días de navegación en nuestra ruta hasta Rio de Janeiro a 2180 millas náuticas
Antes de finalizar esta pagina y para los amantes de la historia os adjuntamos dos fotos, que unos compañeros, agraciados al encontrar un taxi que les llevara, tomaron de los dos lugares más importantes de la isla : La Mansión Longwood donde vivió Napoleón durante su estancia en la isla y su primera tumba, siendo ambos lugares territorio francés.

