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Salvador de Bahía, 6 de Marzo de 2024

Salvador de Bahía

Nos levantamos pronto para desayunar y preparar unos bocadillos para llevarnos a la excursión que nos llevaría a la isla de Itaparica, que se halla en la Bahía de Todos los Santos frente a la ciudad de Salvador de Bahía. Esta excursión la habíamos cambiado ya que el barco nos proporcionaba una visita a la ciudad y al Pelourinho, lugares que ya habíamos visitado bastante detalladamente el año anterior y queríamos hacer algo diferente.
Como la excursión no empezaba hasta las 10,30, bajamos del barco a las 9 para ir a un cajero del Banco de Santander que se hallaba en una calle muy cercana a la terminal donde atracó el barco, para de esta forma tener reales, la moneda local, con las que poder hacer compras en las próximas escalas en Brasil.
Regresamos al barco y nos dirigimos al punto de encuentro para iniciar nuestra excursión. Una vez fuera de la terminal de cruceros nos agrupan a todos los participantes y nos llevan caminando al cercano muelle desde donde salen las embarcaciones que se dirigen a la isla de Itaparica.
En el prospecto de la excursión indicaba que iríamos en una goleta, pero finalmente nos llevaron en un catamarán, y nos indicaron que de esta forma ganamos tiempo ya que tardaríamos solo 40 minutos en llegar a nuestro destino, la playa de Itaparica.
Nos fuimos acercando a la isla dejando atrás la ciudad y pudimos comprobar que en su puerto había en ese momento 3 cruceros, por lo que supusimos que la ciudad estaría atestada de cruceristas.
El calor y la humedad eran elevados, lo que nos hizo pensar que nuestra elección sería positiva, ya que pasear por la parte vieja de la ciudad con semejante calor sería agotador.
Fuimos navegando paralelo a la costa de la isla, donde comprobamos que habían muchas construcciones envueltas de un marco idílico.
En unos 40 minutos llegamos a una playa bastante extensa rodeada de vegetación y que tenía las instalaciones de un restaurante, el ‘Manguezal’, con una zona de mesas cubiertas por un techo vegetal que procuraba una buena sombra.
Realizamos un transbordo desde el catamarán a unas barcas que se asemejaban a una patera que nos acercaron hasta la orilla.
Inmediatamente junto a otras dos parejas de españoles entramos en la zona del restaurante y cogimos una mesa, donde podríamos comer a elección, bien un buffet o bien a la carta.
Allí dejamos las bolsas con la ropa que llevábamos y nos quedamos en bañador, dirigiéndonos inmediatamente a una playa de agua transparente, aunque con poca profundidad y para nada fría, si no todo lo contrario, solo nos faltaba que nos echaran las patatas para hacer un buen caldo.
Estuvimos un buen rato dentro del agua y tras secarnos volvimos a la mesa para tomar un aperitivo de croquetas de gambas.
Tras ello volvimos al agua a tomar otro baño. A la vuelta decidimos pedir la comida a la carta y nosotros pedimos unos ‘camaroes’ a la plancha, y otros rebozados con una crema de queso muy buena.
Tras ello, estuvimos hablando con un simpático vendedor de helados de la filial de Frigo en Brasil y nos tomamos uno. Hablamos sobre todo de futbol y de los futbolistas brasileños que han jugado en España.
Tras una sobremesa distendida y un nuevo baño, comprobamos como la marea estaba haciendo que el agua se fuera alejando de la playa, dimos un paseo por la orilla e hicimos algunas fotos.
Tras asearnos un poco, el guía nos indica que ya es hora de regresar. Volvimos a realizar la misma operación y subimos a la barca pequeña para dirigirnos al catamarán que está anclado en una zona más profunda.
Una vez todos a bordo del catamarán iniciamos la marcha hacía Salvador, y aprovechamos para hacer algunas fotos de la ciudad desde lejos y al llegar al puerto el sol ya se estaba poniendo, dejándonos unas imágenes preciosas del crepúsculo en el mar.
Una vez en tierra, nos dirigimos al cercano Mercado Modelo, renovado, para tomar una foto con el fondo del Ascensor Lacerda.
Volvemos al terminal de cruceros y tras pasar por los controles de seguridad, subimos al barco y fuimos al camarote para tomar una buena ducha y despedirnos por segunda vez de esta ciudad tan particular.
Os invitamos si queréis saber más de ella que reviséis la página que editamos en nuestro primer crucero, donde visitamos todos los puntos de interés de la ciudad. En esta oportunidad para nosotros solo fue un día de playa.
Ahora nos dirigimos hacía uno de los hitos de este viaje, la navegación por el Amazonas para llegar a Manaos a 2414 millas náuticas.
Como regalo especial os dejamos un video de Michael Jackson que fue rodado en su mayoría en el Pelourinho de Salvador de Bahía y que es una maravilla.

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