Alicante
Llegamos a las 7 de la mañana al puerto de Alicante ciudad de la Costa Blanca levantina de 331.000 habitantes. Se trata de un puerto histórico del Mediterráneo, donde se desarrollaron numerosos acontecimientos de nuestra historia reciente.Tras desayunar bajamos al muelle. Hay a nuestra disposición un autobús lanzadera para llevarnos a la ciudad, pero la cola es muy larga y suponemos que el tiempo de espera será importante por lo decidimos pedir un taxi por teléfono que a los 5 minutos nos viene a recoger y nos lleva hasta la entrada del puerto justo enfrente de donde comienza el Paseo de la Explanada famoso por sus palmeras y la forma del mosaico del suelo que es el motivo de nuestra cabecera.
Desde allí nos dirigimos el casco antiguo, pasando por la plaza del Ayuntamiento donde encontramos una portada barroca muy interesante

Cerca de allí está la Concatedral de San Nicolás que fue edificada sobre los restos de una mezquita. Construida en estilo renacentista herreriano, sobria en su aspecto exterior, su construcción se realizó entre 1616 y 1662. Lo cierto es que nos decepcionó un poco tanto en su exterior como o en su interior.

Continuamos a través de calles peatonales del casco viejo, llegando hasta el Mercado Central, un edificio singular de estilo ecléctico, con ornamentos del modernismo valenciano, de principios del siglo XX. Tiene dos plantas, la superior para carne y embutidos y la inferior para pescado y verduras con unas paradas muy bien surtidas y de un bello aspecto.

Al salir del mercado nos dirigimos por la peatonal Avda. de la Constitución hasta llegar al edificio del Teatro Principal, desde donde podemos observar a nuestra derecha también al fondo el Castillo de Santa Barbara, ubicado en la cima de una colina con vistas panorámicas al puerto y la ciudad.

Llegamos a la plaza de Gabriel Miró, conocida también como de Correos ya que en ella se encuentra la oficina de Correos, en un edificio singular. Sus frondosos ficus centenarios convierten este lugar en un espacio privilegiado y nos comentan que si hay una plaza especialmente romántica y evocadora en Alicante es esta plaza.

Tras dejar la plaza atrás llegamos nuevamente a la parte final de la Explanada donde en una de las terrazas nos tomamos un capuchino, disfrutando de una magnifica mañana soleada de invierno. Tras ello nos dirigimos al lugar de recogida del autobús que nos llevará al barco para comer, ya que el barco zarpa a las 4 y no tenemos tiempo para nada más. Nuestra nueva singladura nos llevará a la cercana Málaga que se haya a 189 millas.