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Ciudad del Cabo (Cap Town), 20 de Febrero de 2024

Ciudad del Cabo (Cap Town) 1er día

Tras un día de navegación desde Port Elizabeth, llegamos a uno de nuestros destinos favoritos del viaje, Ciudad del Cabo ya en el océano Atlántico.
Nuestra llegada a la ciudad fue precipitada ya que el capitán nos informó a media tarde del día anterior que debido a la previsión de niebla densa que podría impedir nuestra entrada en el puerto, iba a acelerar la marcha para poder llegar durante la noche de ese día y de esta forma evitar la niebla. Llegamos a puerto a la 1 de la madrugada.
Lo cierto es que al levantarnos por la mañana apenas vimos el muelle debido a la intensa niebla.
No existe certeza sobre la fecha en que los primeros humanos ocuparon el área antes de la llegada de los europeos en el siglo XV, pero los restos más antiguos datan de cerca de hace 12 000 años. Fue mencionada por primera vez por el navegante portugués Bartolomé Díaz en 1486. Vasco de Gama registró un avistamiento del Cabo de Buena Esperanza en 1497 aunque el área no tuvo contacto regular con los europeos hasta 1652, cuando el neerlandés Jan van Riebeeck empleado de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales fue enviado al Cabo a establecer una estación de ruta para los barcos que viajaban a las Indias Orientales Neerlandesas.
El Cabo permaneció bajo el control de Países Bajos hasta que los británicos invadieron la colonia en 1795, pero no fue hasta el momento de la la firma del tratado de paz de 1814 que dio fin a las guerras napoleónicas en Europa, que El Cabo fue incorporado permanentemente al Imperio británico.
El centro de la ciudad del Cabo se sitúa en un extremo norte de la Península del Cabo. La Montaña de la Mesa forma una marcada depresión hacia la cuenca de la ciudad, con su meseta de un kilómetro de altura. Está rodeada de acantilados casi verticales, el Pico del Diablo y la Cabeza de León. La península consta de una abrupta cadena montañosa que sobresale en el océano Atlántico y termina en Punta del Cabo.
Es la segunda ciudad más poblada de Sudáfrica tras Johannesburgo, con unos 4.600.000 habitantes. Es conocida también por sus habitantes como ‘la ciudad madre’. Es la capital legislativa del país y en ella se encuentran el Parlamento Nacional y numerosas oficinas gubernamentales.
Nosotros en nuestro primer día de estancia en la ciudad visitamos la Península del Cabo, una cadena de montañas escarpadas que se adentran en el Atlántico meridional, donde se puede contemplar uno de los paisajes mas bellos del mundo con playas vírgenes, bahías protegidas y calas solitarias que finalizan al llegar al Cabo de Buena Esperanza su punto más meridional, pero no de África ya que este se encuentra en el Índico, más al este, en el cabo de las Agujas.
Nos levantamos a las 6,30. Debido al adelanto en la llegada tuvimos que atracar en un muelle comercial y no en la terminal de cruceros.
Para llegar a la terminal de cruceros tuvimos que coger unos pequeños autobuses que nos lleven a ella, ya que está prohibido caminar por esta zona portuaria. Se creó una importante cola y hemos de pasar algunos minutos bajo la niebla. Al llegar a la terminal de cruceros, localizamos al guía y chofer que nos acompañó durante la jornada de nombre Ray. Solo habla inglés y un poco de francés, por lo que Lluisa tuvo que ir traduciendo más o menos lo que dice.
Nos dirigimos hacia la parte sur de la península donde se encuentra el Cabo de Buena Esperanza, y al salir de la ciudad, la niebla se disipó y el día era radiante.
En poco tiempo llegamos a la Bahia de la ciudad de Simon’s Town, una preciosa localidad costera con multitud de viviendas y hoteles, donde la gente de Ciudad del Cabo pasa sus vacaciones, aunque el agua al ser ya el Atlántico está bastante fría. En una ensenada pudimos observar también algunos barcos de la Marina sudafricana
A pocos kilómetros de esta población estaba nuestra primera visita. Se trataba de la colonia de pingüinos de Boulders.
El guía tras aparcar el coche nos acompañó por un camino hasta la entrada de un recinto de pago, donde al final de una senda hecha con madera que bajaba hasta la playa, llegamos a una zona donde se localiza una colonia de pingüinos, algunos en el agua, otros de pie sobre la arena, como estatuas tomando el sol e incluso alguno de ellos lo pudimos observar incubando o protegiendo un huevo en su nido en un agujero en la arena.
Tras pasar un entretenido rato observando las idas y venidas de estas simpáticas aves, volvimos hacia el microbús, no sin antes detenernos en la tienda de la colonia para comprar algún recuerdo, así como regatear con vendedores callejeros que nos ofrecían sus productos.
El guía nos indicó que en esta zona es muy fácil observar babuinos, que incluso bajan a buscar comida a Simon’s Town. Lo cual al poco rato pudimos comprobar al encontrarnos con algunos ejemplares en los márgenes de la carretera e incluso cruzándola sin ningún miedo.
Seguimos nuestro camino hacia el sur, por una carretera con unas vistas preciosas sobre una bahía que se denomina False Bay.
Su nombre es debido a que tiene una forma con dos montañas que la delimitan que se asemeja a la Bahía donde se encuentra Ciudad del Cabo y muchas veces, con condiciones de mala visibilidad, los barcos se confundían y buscaban el puerto de Ciudad del Cabo en esta bahía hasta que se daban cuenta de su error y de ahí su nombre.
Siguiendo nuestro camino hacia el sur, llegamos a la entrada del Parque Nacional del Cabo de Buena Esperanza (Cape of Good Hope).
Se trataba de una vasta extensión de terreno plano con una vegetación similar a la estepa en la que pudimos observar una abundante vegetación de matorrales, y diferentes animales, entre ellos una cebra a lo lejos, algún impala y varios avestruces. Lo sorprendente de estos últimos es que algunos se hallaban justo a la orilla del mar.
La carretera, tras haber pasado por la espléndida playa de Maclear Beach, con unas aguas azul turquesa increíbles, termina justo enfrente del cabo de Buena Esperanza.
Allí hay el letrero que lo certifica delante del cual tuvimos que hacer cola para hacernos la típica foto que certifica que hemos estado allí.
Tras acercarnos hasta llegar al acantilado del cabo donde rompen las olas, volvimos a la carretera para dirigirnos al cercano lugar de Cape Point
Se trata de una montaña, y para subir a ella tomamos un funicular que nos llevó hasta casi la cima, de la que nos separaban unos cuantos tramos de escalera. En la cima hay un antiguo faro y unas vistas esplendidas del Cabo de Buena Esperanza y de toda la costa escarpada que nos rodea.
Tras descender y volver a subir en el microbús, dejamos el Parque Nacional, pasando a junto a otra bahía esplendida.
Nos dirigimos hacia The Farm Village, un complejo de restaurantes, cafés y tiendas en un enclave muy cuidado, donde el guía nos indicó un lugar donde dijo que hacían el mejor café de Sudáfrica.
Tras descender y volver a subir en el microbús, dejamos el Parque Nacional, pasando a junto a otra bahía esplendida.Aprovechamos para tomarnos uno, mientras nos comemos los bocadillos que habíamos traído. Lo cierto es que el café era muy bueno.
Una vez saciado nuestra hambre y sed, volvimos a la ruta y nos dirigimos hacia la costa este de la península, por un camino diferente al de la ida.
 El guía nos indicó que íbamos a pasar por la carretera más bonita de África, se trata de la carretera que llega a Chapman’s Point.
Nos indicó que fue construida por suizos debido a que el hijo de un magnate de ese país  perdió la vida por esta carretera debido a que había numerosos desprendimientos de piedra. La carretera es preciosa, circula justo por encima del acantilado y hay puentes y sobre todo redes y voladizos encima de ella que impiden la caída de las piedras. La vista es impresionante por lo bonita y por la impresión que te da el precipicio.
En un punto intermedio detuvo el vehículo en un mirador desde donde observamos la el acantilado por donde hemos llegado, así como la belleza de la bahía de Hout hacía la que nos dirigimos.
Tras tomar unas cuantas fotos seguimos camino, por una zona más urbanizada, con casas y mansiones cada vez más imponentes, hasta llegar a la zona de Camps Bay, en las afueras de Ciudad del Cabo, donde según el guía cualquier casa o piso en venta no baja de 1 millón de euros.
Paramos para ver la magnífica playa y el entorno de lujo que la envuelve y todo ello bajo la atenta mirada de ‘los 12 apóstoles’, 12 montañas alineadas a lo largo de la costa.
Nuestra excursión llegó a su fin, y el chofer nos lleva hasta la misma pasarela del barco.
Tras descansar un poco fuimos cenar un menú preparado por un chef de la ciudad. Durante la cena, el barco se trasladó al muelle de cruceros donde atracó antes de las 10,30.
Tras cenar salimos y nos dirigimos andando hasta Waterfront, justo enfrente de donde ha atracado el crucero Es un lugar con sitios emblemáticos como la Torre del reloj, el Silo, un antiguo silo transformado en un Museo de Arte Moderno y una amplia zona de restauración y tiendas todo ello con un moderno diseño, junto a una gran cantidad de estatuas modernistas.
Tras el paseo nos despedimos de la ciudad por ese día a la espera de poder visitarla a fondo por la mañana.

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