Nueva York, 4 de Abril (3er día)
Tras descansar de la paliza del día anterior, nos levantamos comprobando que había dejado de llover. Tomarnos un ligero desayuno comprado en la tienda del hotel y a las 9 en punto, nuestro ‘cicerone’ Marc se encontró con nosotros en el hall para iniciar la visita de la mañana. Se trataba de visitar uno de los cinco barrios de Nueva York, Brooklyn.Nos dirigimos a tomar el metro hacia la zona de Bedford Av. en el barrio de Williamsburg. Se trata según nos explicó Marc de una zona donde viven muchos grupos étnicos como los alemanes, los judíos jasídicos, los italianos, los puertorriqueños y los dominicanos.
El barrio hace un tiempo fue un polo de atracción de jóvenes que se mudaron allí y llegando a ser un lugar influyente del indie rock y de la llamada cultura hípster. En Williamsburg reside una pujante comunidad de artistas, sobre todo a lo largo de la Avenida Bedford.
En sus calles pudimos encontrar pinturas en las paredes como las de Miami







Desde el paseo que discurre por este parque podemos observar el cercano puente de Manhattan y a lo lejos el icónico puente de Brooklyn.

Comprobar como visten todos los componentes de la comunidad de judíos ultraortodoxos, uno de los mayores grupos del judaísmo jasídico, y también uno de los más estrictos y alejados de la cultura moderna. Sus vestimentas los hacen inconfundibles: ellos, con túnicas negras, sombrero alto, largas barbas y tirabuzones; las mujeres, con ropa recatada, falda larga, medias tupidas y peluca.

Los autobuses escolares están rotulados en yiddish, su idioma principal, aunque también hablan inglés.

Quizás lo más impactante del barrio judío de Brooklyn sean las mujeres, que vestían ropa recatada de colores oscuros, con faldas por debajo de la rodilla, medias que llevan incluso en verano y jerséis o chaquetas sencillos y con manga hasta el codo, excepto las niñas que llevaban ropa de colores. Podías distinguir las casadas de las solteras, ya que las primeras se rapan el pelo y se cubren la cabeza con pelucas del mismo estilo y corte, así como sombreros y pañuelos. La mayoría de hombres se dejan crecer dos tirabuzones a ambos lados de la cabeza, los payot.


Es una zona de edificios residenciales y de oficinas. Desde su reurbanización en 2004, el área ha experimentado una importante transformación debido a una gran inversión privada y mejoras públicas.
Es una zona con numerosos rascacielos entre los que destaca el Brooklyn Tower de 327 metros, pero con una forma que desde la distancia se asemeja a la Torre de Mordor.

En enero de 1898, la ciudad independiente de Brooklyn se fusionó con la ciudad de Nueva York momento en el que el edificio se convirtió en Brooklyn Borough Hall.

Desde allí nos dirigimos nuevamente hacía el rio para volver a tener la visión de Manhattan. Esta vez justo delante de la zona sur, con las vistas de Battery Park y el distrito financiero, con el puente de Brooklyn a nuestra derecha.


Tras esperar unos 10 minutos en una cola a que llegase la hora de poder coger el ascensor para subir al piso 68 del edificio Rockefeller, llegamos a él.
Es una planta con ventanales al exterior, por lo cual decidimos subir al siguiente piso que si tiene una terraza al aire libre para poder contemplar toda la isla de Manhattan


Tras la comida volvimos a dirigirnos al metro para tomar la línea que nos llevaría al Downtown hacía la zona de South Ferry cerca de Battery Park y desde allí dirigirnos al lugar donde está la base de helicópteros. Era el plato fuerte del día.
A Inma le habían regalado sus hijos un paseo en helicóptero por Manhattan y ese día era el de la reserva, gracias a Dios el tiempo nos lo permitió.





Desde allí nos dirigimos hacia el sur pasando por delante de Tiffany’s y de la Trump Tower. Entramos en la iglesia de Saint Thomas que tiene un retablo precioso.

Volvimos a pasar delante del Rockefeller Center y entramos a cenar en una especie de paseo interior lleno de diferentes puestos de comidas, la mayoría de ellos de comida asiática (vietnamita, indonesia, etc.). Nosotros nos decidimos por un japonés donde cenamos sushi.


Disfrutamos del ambiente durante un rato, pero era tal el agotamiento que llevábamos que decidimos volver al hotel, que no se hallaba muy lejos y dar por finalizada nuestra tercera jornada en Nueva York.

Nueva York 5 de Abril (4ºdía)
Empezamos nuestro último día en Nueva York yendo a desayunar a una cafetería Starbucks colindante con nuestro hotel. Realizamos el ckeckout dejando las maletas en el depósito del hotel y reservamos un taxi para que nos llevase al aeropuerto a la tarde. Siguiendo las instrucciones que nos dio Marc el día anterior, nos dirigimos al metro para ir al barrio de Chelsea. Una vez allí fuimos al Chelsea Market, un antiguo edificio de ladrillo rojo que ocupa toda la manzana
De pronto observamos como todos los móviles empezaban a recibir mensajes y la gente miraba con cara de asombro y de esa forma nos enteramos que acabábamos de sufrir un terremoto de 4,8 grados. Nosotros no nos habíamos dado cuenta de nada, seguramente porqué estábamos en el metro en ese momento



Desde la isla nos dirigimos un poco hacia el sur para llegar al inicio de la High Line un parque elevado construido sobre una antigua vía de tren. Es un espacio recuperado del pasado y se extiende a lo largo de 2,3 km, desde Gansevoort Street hasta la calle 34, y entre las avenidas 10 y 12.

En los años 80, la vía se abandonó por completo y se fue llenando de plantas y arbustos que crecían entre el cemento. En los 90 la ciudad decidió derribarla para poder construir, pero un grupo de vecinos de Chelsea comenzó a luchar para que la High Line se transformara en un parque público abierto a todo el mundo, cosa que consiguieron e inauguraron en 2009.

Esta antigua vía que está rodeada de flores, árboles y exposiciones temporales de arte, así como murales y esculturas, es un punto de vista atípico de la Gran Manzana.



Hoy, la High Line está rodeada de pisos y rascacielos de lujo y la tranquilidad que buscaban los vecinos que lucharon por ella ya es impensable. Al final de su recorrido se encuentra una de las nuevas y exitosas áreas de Nueva York, Hudson Yards.


Es una zona en pleno crecimiento que ha recibido una gran inversión para su desarrollo. En este momento lo forman 5 rascacielos entre los que destacan el edificio llamado The Spiral de 314 metros y sobre todo la North Tower donde se halla el Edge Observation Deck, un impresionante mirador situado en el piso número 100 del rascacielos. Es un mirador al aire libre que sobresale del edificio, a una altura de 335 metros y con muros de cristal inclinados y el suelo parcialmente transparente.

En la actualidad está prohibido el paso a su estructura debido a que posiblemente por su gran fama, era el lugar favorito de los suicidas para llevar a cabo su acción. Se están instalando medidas de seguridad para impedirlo y parece que muy pronto se podrá subir nuevamente.

Tras el café y de paso descansar, nos dirigimos nuevamente hasta el metro y fuimos hasta la parada de la calle 59 cerca de Central Park. Entramos a visitar la tienda de Appel que se halla justo enfrente del Hotel Plaza, una tienda espectacular

Tras un trayecto en medio de un tránsito muy denso, atravesando Manhattan, cruzando el East River por el túnel de Queens, barrio que cruzamos de oeste a este, llegamos finalmente a la terminal del aeropuerto J.F.K. Nos dirigimos al mostrador de Level, donde tras una larga espera pudimos facturar nuestras maletas y dirigirnos a la sala de espera cercana a la puerta de embarque donde finalizaba nuestra aventura de la Vuelta al Mundo y con ella este blog. Espero que lo hayáis pasado tan bien leyendolo como nosotros escribiéndolo y solo resta por decir que esto continuará…………
Que suerte la entrada en barco por la noche, las vistas de Manhattan desde el mar y desde el aire.
Todo espectacular. Los barrios, las visitas guiadas, los videos. Nos podemos hacer una idea muy detallada de la visita.
Muchas gracias Jose María por compartirlo.
Un fuerte abrazo